Tener una marca es hacer una promesa ¿la estás cumpliendo?

Hace poco escuché a mi papá quejarse de un producto que no estaba cumpliendo con lo que le había prometido. Mi papá no era usuario de la marca y tampoco lo había comprado porque lo necesitaba, él, había decidido probar el producto para comprobar la promesa que se le había hecho.

Mi papá se formó como comerciante en los tiempos del famoso “Atendido por su propietario”; una época en donde esta promesa traía bajo el brazo un trato humano, empático, cercano; una época en la que la magia sucedía cuando dos personas dialogaban y llegaban a un acuerdo comercial, real, tangible. Las promesas se hacían de frente y el poder de un “te doy mi palabra” era un acto casi de honor.

Comprendo a los usuarios cuando intentan conectar con marcas y sienten que se les “miente” porque por mucho que se pueda explicar que esa promesa es “solo” un slogan, una frase de campaña o “marketing”, la premisa básica es: “me prometieron algo que no se cumplió”.

Sean usuarios de la generación de mi papá que creen fervientemente en el valor de la palabra o aquellas audiencias jóvenes inquietas, que preguntan, se informan e incluso reportan al alcance de un click. La frustración que traen consigo las expectativas no cumplidas nos afectan a todos.

Hoy en día las marcas habitan en un mundo saturado de mensajes, contenido, ruido o distracción, y corren el riesgo de aventarse a competir por un segundo de atención cayendo en la tentación de “prometer” algo que no están listas para cumplir.
El momento en que decides arrojar tu marca allá afuera y hacerla “hablar” es un momento crucial.
¿Qué vas a decir? ¿Cómo lo vas a decir? ¿Vives de manera personal lo que tu marca dice? ¿Tu marca tiene la capacidad de lidiar con lo que tus usuarios te arrojen de vuelta?

Las marcas, como las personas, tienen retos muy humanos. El principal de todos: la congruencia
¿Tienes claro cuál es el propósito de tu marca? ¿Tienes claros tus valores y actúas de acuerdo a ellos? ¿Estás consciente del impacto que tienen tus palabras en la vida de las personas? ¿Sabes cómo quieres que se sientan las personas al entrar al “mundo” de tu marca?  ¡¡¡ Uffff !!

Tan retador es ser congruente como humanos, como lo es transmitirlo a través de tu marca.
Por eso hoy te enlisto 10 promesas que una marca hace de manera implícita y que los usuarios DAN POR HECHO (y a su vez pueden convertirse en 10 “acuerdos” que funcionan como primer borrador de lo que podría convertirse en tus “mandamientos” de marca):

Te hablo de aquello que yo misma creo, consumo y promuevo.
Te transmito mi causa y visión para que te sumes con convicción. Mi fin es inspirar, no vender.
Tengo claros mis valores y actúo de acuerdo a ellos, hacia dentro y hacia fuera de la empresa.
Te doy un marco de referencia a través de información relevante, datos verídicos y mensajes reales.
Te escucho y estoy abierta a un diálogo positivo y propositivo.
Entiendo tus necesidades y oriento mi marca a solucionarlas manteniéndola alineada a mi propia visión.
Soy responsable con el medio ambiente y hago lo que me corresponde para cuidarlo dentro de mi campo de acción.
Respeto otros puntos de vista y nuestras diferencias. Promuevo conductas éticas entre las personas.
Enfoco mi energía en sumar para hacer comunidad.
Trabajo constantemente en mi propia evolución.
Una marca es un ente vivo con una forma única de pensar, de actuar, de expresarse, de dialogar, de cumplir promesas, de solucionar problemas e incluso, de crecer.

El hecho de que las personas “perdonen” las fallas o las promesas rotas de una marca, responde a una cosa: han empatizado con ella; se sienten parte de ella, parte de su historia.

Si quieres hacer promesas ¡hazlas!, consciente, abierta y preparada. Con valores, dirección y sobretodo con el objetivo de lograr tu propósito.  El mundo NO necesita marcas perfectas que nunca se equivoquen; se necesitan marcas dispuestas a mostrarse reales y a trabajar de manera incansable para hacer el trabajo diario lo mejor posible, una y otra vez.