Cómo transformar la culpa en un sentimiento positivo

Por Angela Gualino @madamegualino

La culpa está presente en nuestra vida desde la infancia. Cuando yo era niña recuerdo algunas ocasiones en las que huí de ella, igual que de la Emulsión de Scott; en ese entonces, acostumbraba lanzar la culpa como papa caliente a cualquiera que estuviera ausente para salir ilesa del asunto en el que me había metido. Es probable que algunos de ustedes se hayan comportado del mismo modo siendo pequeños, de hecho, he sido testigo en muchas ocasiones de niños que sin ningún reparo “echan la culpa” o la esquivan, con mucha gracia.

No me malinterpreten, no estoy de acuerdo con que la gente actúa de esta manera, pero consideré importante recordar el significado de la culpa, no sólo para mí y los niños, desafortunadamente también para algunos adultos. En pocas palabras, muchas personas evaden las consecuencias de sus actos, sean accidentales o premeditados.

La palabra culpa no solo se usa para enunciar la consecuencia negativa de una acción, también tiene otra identidad relacionada con la mente, y se trata de la culpa como sentimiento.

El sentimiento de culpa surge cuando hemos hecho, dicho o pensado algo que no está alineado con nuestro ideal de vida. Así es, la culpa tiene personalidad de monstruo nocturno, se puede presentar en múltiples ocasiones. A primera vista provocada solo por un pensamiento un tanto masoquista, pero aunque no lo creas, tiene un provecho, algo que trataré más adelante.

La culpa es ese invitado desagradable e indeseable; cuando la sentimos no sabemos qué hacer con ella, como consecuencia de esto, generalmente nos congelamos y no hacemos nada, sin embargo, cuando este sentimiento aterriza en nuestra mente, se hace espacio para quedarse con nosotros.

La culpa afecta nuestro estado emocional, origina pesadumbre, frustración y ansiedad. Estas sensaciones nos hacen saber lo poco que valemos, lo mal que lo hemos hecho y nos recuerda las muchas ocasiones que hemos cometido el mismo error.

Pero la relación que tenemos con la culpa se puede reinterpretar y convertirse en una herramienta que puede generar evolución y bienestar.

Los elementos que transforman la culpa en una herramienta son:

  • El propósito: su objetivo es identificar cómo se puede usar la culpa a nuestro favor.
  • La prevención: sirve para desarrollar una “conciencia de consecuencias”, esto quiere decir, hacer una pausa antes de actuar y no cometer ciertos errores que se pueden evitar.
  • Los antídotos: son los pasos que debes seguir para transformar la culpa y cambiar lo indeseable.

Ahora vamos a desmenuzar el asunto.

– El propósito

La culpa tiene un propósito notable, es una alarma que nos avisa que hemos actuado de manera opuesta a nuestro ideal de vida. Pero como toda alarma, una vez que la hemos escuchado, no es necesario mantenerla activa por más tiempo.

Perpetuar la culpa en nuestra mente tiene la misma utilidad que dejar activa la alarma del despertador durante todo el día. Imaginen la pesadilla que sería mantenerla activa durante todo el día. Pues eso es exactamente lo que hacemos cuando la culpa se queda en nuestra mente más de lo necesario. Entonces, ¿qué debemos hacer en ese caso?

Utiliza la culpa para lo que sirve. Al momento de escuchar la alerta, sabemos que nos hemos salido del camino, y es ahí cuando debemos volver a alinearnos con nuestros propósitos y apagar esa alarma.

Aunque suene sencillo, para muchas personas perpetuar la culpa se ha convertido en una costumbre, pero está comprobado científicamente que nuestro cerebro tiene la maravillosa capacidad de cambiar y adoptar nuevos hábitos; gracias a esta plasticidad cerebral podemos eliminar los que no queremos; el asunto es evitar reforzarlos por medio de nuestras acciones.

– La prevención

Para qué aguantar al invitado indeseable si podemos evitar su llegada. El objetivo aquí es hacer una pausa antes de actuar para pensar en las consecuencias que generan nuestras acciones. Pensar antes de actuar nos da la oportunidad de elegir aquello que más se asemeje a nuestros valores y al tipo de persona que deseamos ser.

Se escucha muy bonito, pero desarrollar una conciencia sobre el futuro de nuestras decisiones es un trabajo para toda la vida. Difícilmente habrá un punto en el que podamos decir que nuestra conciencia ya está programada para activarse en los momentos donde tenemos que tomar decisiones importantes. El desarrollo de buenos hábitos mentales es como el ejercicio; no podemos tener una buena condición física, si entrenamos una vez al mes, lo mismo pasa con la mente.

La gratificación instantánea y la pereza son kriptonita para el desarrollo de esta capacidad. Así que ojo, antes de elegir placer instantáneo, considera cuáles son las opciones que dejas pasar al elegir una recompensa inmediata.

– Los antídotos

Este elemento responde a la pregunta ¿cómo podemos sacar la culpa de nuestra mente? En realidad, no se trata de sacarla, si no de transformarla. Y para eso será necesario realizar los siguientes pasos:

1. Perdonarnos

El primer paso es salir del círculo vicioso que nos repite una y otra vez lo mal que lo hemos hecho; esta especie de grabación mental suele estar acompañada del conocido “hubiera”.

Para abandonar esta etapa necesitamos reconocer que somos seres falibles y que nuestra vida es un largo proceso de aprendizaje en el que será inevitable cometer errores. Reconociendo esto, será más sencillo perdonarnos por los fallos cometidos. El perdón es un acto de amor necesario para el crecimiento.

2. Comprometernos

El perdón tiene que venir acompañado por un compromiso de cambio. Perdonarnos sin la intención de cambiar puede convertirse en un acto de cinismo. En este punto será necesario definir qué es lo que haremos para cambiar.

3. Accionar

No existe cambio que no empiece con acción. Lo que recomiendo es la creación de un plan con estrategias claras para no tomar las mismas decisiones que generaron la culpa en un principio.

En resumen, los antídotos son: perdón, compromiso y acción.

Cuando sentimos culpa es muy importante discernir si ha sido ocasionada por nuestras acciones o simplemente fuimos víctimas de los actos cometidos por alguien más. Es importante no cargar con un sentimiento que no nos corresponde, sólo por conceptos y creencias incorrectas.

Angela Gualino/ @madamegualino/ Coach certificada por la International Coaching Community (ICC). Emprendedora y amante de la tradición artesanal mexicana.