Para hacer brillar tu liderazgo, revisa tu nivel de gratitud

Te integras a un nuevo trabajo, tu rol es dirigir al equipo, pasa un tiempo y te hacen una prueba de fortalezas, te entregan los resultados y lees muy sonriente que entre tus top 5 están: juicio, amabilidad y liderazgo.

Pero ahí no termina la cosa. En total, es una lista de fortalezas, son 24 y están ordenadas de la más predominante a la menos. Sigues examinando los resultados y al llegar al final los ojos se te ponen como plato y se te apachurra el corazón; entre tus últimas 5 están: humor, espiritualidad y gratitud.

Sí, esta es mi historia de hace unos años como directora creativa en un despacho de retail branding. Recuerdo claramente las pláticas previas a mi entrada con mi entonces jefe y el día que me lanzó un: “mueve al equipo”. Y con “moverlo”, se refería a que necesitaba que el equipo dejara de girar a su alrededor; significaba implementar orden y estructura;  se trataba de hacer maniobras que nos hicieran crecer.

Antes de mi llegada, la figura del director creativo recaía en él y lo realizaba de manera muy intuitiva; el puesto específico no existía y al no existir, no había ningún punto de partida y todo por hacer.

Sabía que aceptar el puesto iba a ser un gran reto profesional y personal, pero no había manera en que no aceptara porque por muy retador que sonara trabajar con él, había sido uno de mis sueños desde que era estudiante.

Así fue como acepté colocarme en una posición de vulnerabilidad, sabiendo la teoría de lo que debía de hacer pero, enfrentándome a una realidad difusa y nublada en la que no alcanzaba a ver lo que vendría más adelante.

Cuando llegué, me topé con mucha indefinición y por lo tanto con un equipo apagado, confundido,  dispuesto a moverse pero sin saber a quién seguir. El equipo estaba subido en un barco en donde el capitán contemplaba el timón, mientras un marinero inexperto había estado tratando de tomarlo para al menos fijar un rumbo -aunque no la dirección-.

Abrir mi puesto fue una de las acciones para dar pasos más firmes y ordenados hacia adelante. Dirigir a un equipo de creativos en los proyectos de diseño fue la más sencilla de mis tareas. El verdadero significado de mover-dirigir-liderar se mostró cuando tuvimos que transitar juntos por el espinoso camino de crecer.

Brené Brown define “líder” como “cualquier persona que tome la responsabilidad de encontrar el potencial en las personas y procesos, y quien tiene el coraje para desarrollar ese potencial”.

En su libro “Dare to lead” hace hincapié en lo mucho que se necesitan líderes que estén comprometidos con un liderazgo valiente y que estén estén consientes de si mismos para liderar desde el corazón.

Ser un líder tiene muy poco que ver con un puesto o un rango y mucho menos con tener autoridad.  Se puede tener autoridad pero no ser líder, se puede no tener autoridad y haber transmitido algo tan fuerte que la gente te siguió. Puede ser que tengamos aptitudes y talentos, pero son las personas quienes eligen a sus líderes.

Como lo menciona Simon Sinek: “Los líderes establecen las condiciones para la confianza y la cooperación. Si las condiciones son incorrectas, ocurrirá lo contrario: cinismo, paranoia, desconfianza e interés propio. Lo que los líderes deben hacer es crear un «círculo de seguridad» para las personas que los siguen”.

Para cuando me hicieron la prueba de fortalezas llevaba trabajando en el despacho año y medio y nos habíamos adentrado en un proceso de coaching cuya implementación había recaído en mi.  El haber descubierto que mi nivel de gratitud estaba por los suelos, no solo me movió el piso sino que me fracturó por dentro ¿Cómo era posible que me hubiera llevado a mi misma a ese nivel de desconexión? ¿Cómo había descuidado algo tan esencial?  No podía permitirme ser creativa sin espiritualidad, o ser ser amable sin humor, o ser lider sin gratitud, así que comencé a hacer el trabajo más difícil de todos, ese que nos lleva hacia dentro de nosotros mismos.

“Who we are, is how we lead”

Brené Brown

Una de las primeras cosas que aprendí sobre la gratitud es que NO es una actitud. La gratitud es una práctica. Y fue por esto que comencé un diario de gratitud para enlistar todo aquello por lo que me sentía agradecida noche tras noche. No fue fácil al inicio, pero poco a poco las cosas empezaron a verse desde otra perspectiva y la vida me re acomodó.

Hoy que ya no formo parte del despacho sé que pude haber hecho montón de cosas de manera distinta pero, también tengo la certeza de que utilicé todas mis herramientas emocionales e intelectuales que tenía en aquel entonces. Esta experiencia me dejó 10 principios básicos para mi misma y que quiero compartir contigo:

  • Tú ¿por qué? es tu brújula. A donde apunte tu causa ahí esta tu dirección.
  • Celebra los pequeños logros tanto como las grandes victorias.
  • Se un aprendiz constante.
  • Conoce TU valor.  El mero mero, el que te das TÚ.
  • Define tus limites. No pases por encima de ti.
  • Escucha tus ritmos. Tus espacios de recuperación son sagrados.
  • Abre tu corazón, enfrentar la vulnerabilidad te hace más fuerte.
  • No existe el perfeccionismo. Equivócate, los errores nutren la creatividad.
  • No evadas una conversación difícil, esa es la que necesitas tener.
  • Define que realmente necesitas y pídelo.

Te invito a agradecer por aquella situación que hoy te está empujando a ver aquello que no querías ver y también a agradecerte a ti misma por presentarte por tu causa cada día a pesar de enfrentarte a lo desconocido; agradécete que te has traído hasta aquí.

Hoy doy gracias infinitas a “C” por haberme abierto las puertas de su despacho y por haberme nombrado su directora creativa. Le agradezco el haber compartido conmigo su visión, su camino, sus sueños y haber confiado en mi capacidad para alcanzarlos. Gracias por haberme llevado al límite de lo que yo misma no me creía capaz de hacer.

Lo que hoy sé, es que para conectar con otros primero debes conectarte contigo misma, para inspirar debes sentir la convicción de la causa por la que actúas. Para mí, el liderazgo está conectado a nuestro nivel de gratitud, porque si hay alguien que ha elegido seguirte, es a esa persona a quien se debe comenzar por agradecer.